Querida alma que estás leyendo esta carta,
En estos tiempos donde el ir corriendo de un lado, sin tiempo para respirar, está a la orden del día, no olvides volver a tu centro para no perderte a ti mismo.
Me gustaría recordarte que vivas al máximo el tiempo que estés en este plano terrenal. La vida es tan corta, y tan impredecible, que no sabemos el tiempo que estaremos aquí. Ama sin miedo, intensamente. No tengas miedo en seguir los latidos de tu corazón porque el amor mueve montañas y salva corazones. Atrévete a gritar a los cuatro vientos o a susurrar un “te quiero” a la persona que amas porque, como dijo Dani Rovira: «odiar es de cobardes. Lo valiente es mirar a los ojos y decirle te quiero a la persona amada». Por eso te digo que vivas con pasión cada instante de tu vida y sorpréndete ante la magia de la vida. Desconecta de la tecnología y las redes sociales por un instante y contempla, con los cinco sentidos, una bonita puesta de Sol o disfruta de esa conversación con aquella persona que no ves muy a menudo. No sé dónde leí que, a veces, perdemos entre pantallas el valor de las miradas, y creo que tiene razón. No te imaginas lo triste que es ver a una pareja en un restaurante que no levantan la mirada del teléfono en toda la comida. Puede que el smartphone haya sido un gran invento, pero nos ha quitado algo tan importante como hablar entre nosotros sin estar a través de una pantalla.
Querida alma, escúchate. Atrévete a escucharte y a mirar dentro de ti misma. Te aseguro que encontrarás un mundo nuevo por descubrir que te atrapará tan intensamente, y del que, te aseguro, que no querrás salir. Dicen que el amor puro mueve el mundo, y puedo afirmar que es verdad porque yo misma lo he vivido en mis entrañas. El amor que vive en uno mismo y que, seguramente, silenciamos un día por el miedo al qué dirán o a que nos hagan daño.
Querida alma,
VIVE, SIENTE, SORPRÉNDETE, pero sobre todo sé tú misma y no te vuelvas a perder.
Siempre tuya,
Nat.